Ando como me anduvieron aquella vez sus alientos. Llevándome de la mano hacia el lápiz que me había sido dado y que no veía. Ella lo vio por mí y ¿por qué estás ahí y no estás allá?… dale, yo te acompaño, ese va a ser tu lugar... Nunca nadie me había despertado zamarreándome el hombro como ella lo hizo, con algo de Stevie Wonder sonando en el departamentito de Belgrano. “No pierdas más tiempo…” Ando como me acuerdo de ella en las madrugadas. Rengueando amores en el asfalto de las tres, tres y cuarto, meta tranco, abrazados y con frío. Y fue mi lugar, nomás. Ella tuvo razón. Me lo dijo cuando caminábamos por San Luis hacia el sur, saliendo del departamentito de Belgrano a las tres, tres y cuarto, con algo de Stevie Wonder sonando igual que hoy.